IV. Retorno a Maracaibo (1964)

En abril de 1964 mi papá fue asignado a las oficinas de venta de la Ferris en Maracaibo, así que sin mucho más que esperar de una vez tomamos la ruta de regreso a nuestra ciudad de origen.

Ahora que lo pienso, fue extraño que en pleno año escolar nos sacaran de la escuela, en mi caso no importaba mucho pues cursaba en kindergarten, pero mi hermana Gisela estaba en segundo grado y con muy buenas notas, según me cuenta ella protestó pero la decisión ya estaba tomada. Seguramente habría una razón, una buena razón para actuar de esa forma, pareciera que lo mejor hubiese sido que mi papá se fuera a Maracaibo y nos dejara a mi mamá y a nosotros hasta terminar el año escolar, pero ¿quién sabe qué habrá pasado?.

Dejamos así para siempre la gran capital y nos vinimos en la camionetita Opel color ladrillo. En esos tiempos para ir a Maracaibo desde Caracas, o viceversa, lo normal era hacerlo en dos días ya que la mayoría de los viajeros preferían pasar las terribles Curvas de San Pablo de día, de manera que de Caracas a Maracaibo se pernoctaba en Barquisimeto, y de Maracaibo a Caracas en Carora. Algunos más osados hacían la ruta completa de una vez, pero eran pocos. Estas curvas se encuentran entre Barquisimeto y Carora, pasando por un pueblo llamado San Pablo, por el famoso Puente Torres, por la estación de servicio “Las Cruces”, parada casi obligada para que los viajeros se repusieran de tan ajetreada carretera y finalmente Carora. Este trayecto era realmente temido, tanto así que hasta había (aun hoy existe) un santuario dedicado a un chofer que por allí murió en 1954 y que según se dice protege a los profesionales del volante y a todo aquel que viaje por la zona, se trata del hermano Domingo Antonio Sánchez Perdomo, que cuenta con muchos devotos en Maracaibo y toda la Costa Oriental del Lago.

Estos viajes eran toda una odisea, especialmente para uno como niño, carreteras interminables, incomodidad en el carro, aburrimiento. No teníamos acondicionador de aire en la camioneta, eso era un lujo que muy poca gente tenía en esa época, a decir verdad yo los comencé a ver a principios de los años 70 como artefactos de uso popular. Y nada de música en el viaje, solo había radio que en gran parte del recorrido no captaba emisora alguna.

El Esso Maracaibo luego de su colisión con el puente (1964)
Antes del mediodía del 5 de abril estábamos pasando el flamante Puente sobre el Lago de Maracaibo, puesto en servicio un par de años atrás, fue toda una gran experiencia. Al día siguiente, a las 11:45 pm el tanquero Esso Maracaibo chocó contra el puente dejándolo inutilizable por ocho meses. Tuvimos suerte, la alternativa era tomar los transbordadores, conocidos como los ferrys, que hacían la ruta Palmarejo – Maracaibo y que estubieron activos hasta unos años después de haber sido inaugurado el puente. Nosotros hicimos varias veces este recorrido en ferry, pero me parece que era más como paseo que como necesidad ya que era más fácil ir por el puente.

Tengo fresca en mi memoria la llegada a Maracaibo, veníamos en la Opel, pasamos por la avenida Bella Vista y nos metimos por la avenida 3Y, San Martín, esta es la casa del Gobernador del Zulia, la nuestra está por… ¡aquí!, así anunció mi papá la llegada a nuestro nuevo hogar. Era una casa del mismo estilo que la casa donde vivíamos en Caracas, era de la familia de mi padrino de bautismo, Augusto Cubillán, puesta a disposición de nosotros a manera de alquiler.

El lugar era bastante agradable y parecía muy segura la zona, justo al frente a la casa del gobernador. La nuestra era una casa construida a principios de los años 50, eran dos casas iguales, actualmente no existe, fue demolida para construir allí un pequeño edificio de tres pisos donde por años funcionó una empresa especializadas en la venta de equipos de control industrial, la otra casa fue remodelada para ser utilizada como el café llamado Té con té. Nuestra vecina era una muchacha muy simpática llamada Solita, supongo que ese no era su nombre, le dirían así por cariño.

Interior de la iglesia Corazón de Jesús
En esa casa estuvimos par de años, gratos recuerdos. Los domingos íbamos a pie a la iglesia Corazón de Jesús, las dos torres de la iglesia estaban coronadas por unas cúpulas verdes, que hace muchos años fueron retiradas, no se por qué, quizás las bajaron para hacerles mantenimiento (parecían metálicas) y nunca más la subieron. Las misas eran en latín, Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere nobis… pero esto duró poco, entre las resoluciones aprobadas por el Concilio Vaticano II, que finalizó en diciembre de 1965, estaba que las misas se oficiaran en los idiomas de cada país (1). Esa iglesia para mi era algo descomunal, gigantesco, solemne. En la entrada había un gran cuadro (creo que todavía está) que representaba las almas en el purgatorio, me daba terror pasar por allí, siempre de lejos. En el techo las pinturas celestiales, la que más me acuerdo era la de un círculo que tenía la cabeza de un cordero, ¿el famoso Agnus Dei?, y por supuesto, la gran concha marina con el Cristo y su Gran Corazón.

La casa tenía 3 habitaciones, una sala, un comedor y hacia atrás la cocina y el patio. También tenía un porchecito que daba hacia la avenida 3Y San Martín. El televisor estaba en una esquina del comedor, Gisela dormía en su cuarto, Jorge y yo en el del centro y luego el de mis padres en el otro extremo, todos se comunicaban entre sí con puertas internas.

En las cercanías de la casa, estaban, además de la casa del gobernador y la iglesia del Corazón de Jesús, la famosísima juguetería Rogers Toy Store, en la calle 72, todo eran juguetes importados, con una completa provisión de la marca Mattel, como a todos, me gustaba mucho ir allí, pero es que tenía un olor característico, a nuevo, a plástico, a cartón… en fin, era toda una aventura entrar en ese palacio lúdico. Era una juguetería como las de Estados Unidos, estábamos en plena era de la Shell, Creole y demás empresas petroleras, se veían muchos “gringos” en las calles y tiendas de la ciudad. Entre los juguetes que me compraron estaba una pelota negra que estuvo muy de moda en 1965 y que rebotaba muchísimo, nosotros la llamábamos la super pelota de Wham-O (2), los soldaditos de la Segunda Guerra Mundial que los vendían por paquete, las ciudades del oeste, de esas de vaqueros que venían con las carretas, vacas, indios, caballos al igual que el Fuerte Boone, de la serie muy de moda en la televisión Daniel Boone, con Fess Parker.

Mi mamá nos llevaba a cortar el pelo en la Barbería Lido, cuyo dueño era un señor italiano que me parece que se llamaba Angelo. Lo que más me gustaba era que a los niños, después de la pelada, nos regalaban una chupeta. Esa barbería se estableció en 1960 y duró allí hasta bien entrada la primera década del siglo XXI.

La panadería de la zona era La Ciudadela, excelentes panes y pastelería, creo que también era de italianos. Recuerdo que antes de llegar a la panadería pasábamos por una pequeña plaza que tenía un ángel sin cabeza y con las alas rotas, por
La Victoria de Samotracia
muchos años pensé que estaba así por el vandalismo, hasta que en bachillerato, con el Hermano Franco, nuestro profesor de Educación artística, me enteré que era una réplica de la Victoria de Samotracia (3) que se encuentra en el Museo de Louvre en París, la de aquí es un monumento de la comunidad italiana a la ciudad de Maracaibo, por cierto, hasta hace poco tiempo estaba a un lado de la plaza un “mini lunch” móvil llamado “Mini lunch Germán”.

Esto es todo lo que recuerdo de la casa y sus alrededores entre 1964 y 1965.

Germán Montero Alcalá
Septiembre 2017.


NOTAS

(1)   Cada cabeza es un mundo, es una frase muy cierta. Hoy le pregunté a alguien mayor de 45 años si se acordaba del Agnus Dei, me dijo que no, en verdad no podía hacerlo ya que el cambio de latín a español ocurrió en 1965, luego me comentó mi mamá me decía que antes el sacerdote daba la misa de espalda a los feligreses, ¿es cierto eso?, por supuesto contesté afirmativamente, fue otro de los cambios en la liturgia que se pusieron en práctica luego del Concilio Vaticano II y su siguiente pregunta fue ¿y cómo hacían los curas para dar la hostia en la comunión si no podían ver al comulgante?.  ¡No pude aguantar la risa imaginándome semejante situación!, mi amigo pensaba que el hecho de que el sacerdote estuviera de espaldas a la feligresía se debía a que por alguna norma eclesiástica, no podía ver a los que asistían a misa. Pensaba que mientras durara dicho servicio religioso debía estar así, ¡hasta para dar la homilía!, en verdad ¡cada cabeza es un mundo!

(2)   Este link lleva a un video de una cuña publicitaria de la Super ball.  www.youtube.com/watch?v=m0_PjJBC8gU

(3)   La Victoria de Samotracia es una escultura de la Grecia antigua descubierta en 1863 en la isla de Samotracia, así sin cabeza y con un ala algo rota.

1 comentario:

  1. Cierto, el dueño de la barbería Lido era Angelo, lo conocí. Viví desde el año 70 en esa zona (como 20 años), en la calle 71 entre Avs. 3G y 3H. En la esquina estaba el Restaurant "Pepe". Muy interesante lo publicado.

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