VII. Comienzo en Los Maristas (1965)

¡Y llegó el gran día!, en septiembre de 1965 comencé mis estudios de primaria en un colegio increíblemente grande comparado con todo lo que hasta ahora había conocido: el colegio Nuestra Señora de Chiquinquirá, de los Hermanos Maristas.

Con el uniforme de pantalones cortos de color kaki y camisa celeste, medias blancas y zapatos negros, me dejaron en esa inmensidad junto a todo un mar de niños que corrían de un lado a otro, los que se veían quietos eran los de mi tamaño, seguro que todos estaban como yo, con una gran expectativa de lo que nos pasaría de ahora en adelante. Tal como era ya lo usual, mi mamá me dejó en el área de primer grado con el hermano Fernando Murgui (1), quien sería nuestro maestro por ese año. Esta vez no lloré al ver salir a mi mamá y dejarme en mi nueva escuela, me sentí orgulloso de mi mismo cuando vi a otros que con un lastimero llanto se abrazaban a las piernas de sus madres rogándoles que no se fueran.

Solo y sin conocer a nadie comencé a explorar la zona, un descomunal patio donde jugar y correr, con una cancha de basket ball y hacia atrás un campo de fútbol, todo de tierra. Mi estado de embeleso, con todo lo que veía y sentía, fue cruelmente interrumpido por un fuerte sonido de sirena, Uuuaaaaaaaa… vi a todos los niños corriendo hacia las entradas laterales del edificio, los que estaban cerca de mi gritaban ¡la sirena, la sirena!, mi confusión aumentó al escuchar esas palabras, ¿a caso hay sirenas por aquí?, ¿no debería haber algún mar?, ¿será que vienen del Lago?, ¿son monstruos terribles?, ¿por qué corren?, ¡caramba!, en ese momento no sabía que la palabra “sirena” también se usa para el sonido ese que se usa para advertir algo1, en este caso era para indicar que ya las clases iban a empezar.

Nuestro maestro era un religioso, para mi era un “cura”, ya que usaba una sotana blanca, o más bien, color crema. Su nombre era Fernando Murgui Íñigo, bastante joven, apenas tenía 20 años de edad en 19652, aunque nosotros lo veíamos como una persona muy mayor. Fue un profesor muy cariñoso con todos, muy metódico y con muchas ideas para la enseñanza. Recuerdo que octubre era el Mes de las Misiones, tiempo en que se recogía dinero para ayudar a las misiones religiosas en el mundo, nosotros lo hacíamos especialmente para la Misión El Tokuko en la Sierra de Perijá. Pues, al Hermano Fernando se le ocurrió la idea de colgar unos avioncitos de juguete que avanzaban desde la pared del fondo, donde estaba el último de la fila, hasta el primero. Estaban sostenidos por una especie de carril aéreo hecho de pabilo y que avanzaba según los aportes de cada fila de alumnos. Era una especie de competencia a ver qué fila aportaba más a las misiones.

Alumnos de Primer Grado 1965.
Estoy en la segunda fia, tercero de derecha a izquierda
Entre los compañeros que recuerdo en primer grado estaban Hugo Nava, Franklin Arenas, Juan Carlos Tobías, Clemente Romero, Marco Urribarrí, José Guillén, José Manuel Buitrago, Omar Andrade, Carlos Soto, Luis Felipe Delgado Medina, Joseph Vesak Gottschalk, Humberto Villalobos, Luis Gómez, Edward Sambo, Fernando Criollo, Alexis Rafael Felipe Pío Sánchez Padilla, Livio De los Ríos, Víctor Zacarías, Javier Mirabal, Claudio Hernández, Arnoldo Asprino, Ricky Inceiarte, Alberto Soto, Gustavo Rubio y Jorge Machín. Habían más pero eso son los que de alguna manera se mantienen en mi memoria. Con muchos de ellos todavía tengo contacto gracias a las bondades de la Internet.

Algunos de los compañeros
(tomado de Ensayos 1965)
Franklin Arenas siempre sacaba 20 en conducta, yo también, pero algunas veces 19, Franklin siempre 20. La verdad es que, modestia aparte, yo era un buen estudiante y muy disciplinado. Cuando entregaban la boleta también otorgaban un pequeño diploma, lo llamaban Cuadro de honor mensual, era solo para los que lograran las mejores notas, yo obtuve muchos de ellos, se que Hugo, Franklin, José Guillén y Luis Felipe también.  

Solo había una sección para primer grado, el resto de los cursos, incluso secundaria, tenían dos secciones, parece raro, dado que la mayor demanda de cursos debería haber sido primer grado. El hecho de que mi papá también fue un alumno del colegio, por allá por los años 30, tuvo alguna prioridad para el asunto de mi cupo.

El año pasó sin ningún contratiempo, las tareas descritas en el Diario Escolar y hechas en cuadernos timbrados con el escudo del colegio, éstos, al igual que otros utensilios como lápices, borradores y sacapuntas se compraban en el mismo colegio, a veces el hermano Felix Anselmo era quien atendía esta venta, este hermano fue de grupo de pioneros que llegaron a Maracaibo en 1925, nació en 1903 y murió en 1985 (2). Con frecuencia estaba en el patio como asegurándose que las cosas estaban en orden. Curiosamente usaba un casco de esos de safari.

Medallas
El acto de fin de curso fue en el Cine Roxy, cuya entrada principal estaba en la avenida 3Y (San Martín) entre las calles 80 y 81. El teatro estaba lleno de alumnos y representantes, los alumnos estábamos en la parte delantera y los representantes hacia atrás. Usábamos el llamado “uniforme de gala”, que consistía en un pantalón color crema y una chaqueta azul oscuro, se usaba para eventos especiales como la foto del grupo y acto de fin de curso, éste comenzaba con la entrega de medallas a los estudiantes destacados. Habían 5 categorías, una medalla por cada una, estas eran: conducta, estudios, mérito, religión y asistencia. No estoy seguro a quién se le otorgaba (aun no lo se) la medalla al “mérito”, pero las demás eran a aquellos alumnos de 19 ó 20, la de “asistencia” era para aquellos de “asistencia perfecta”, ni una falta. Pues, por supuesto comenzaban por primer grado, yo me dije voy a estar atento para ver cómo lo hace el primer niño para no equivocarme hacia dónde y cómo recibir las medallas y el diploma, cuál no fue mi sorpresa que al apenas terminar de pensar en lo de voy a estar atento… cuando escucho por los altavoces Germán Montero Alcalá, medallas de Religión, Conducta, Estudios y Mérito. ¡El primero! ¿y ahora? Entonces escuché a alguien que me decía por la escalera, por la escalera, las subí, y luego para allá no, para allá no, sigue hacia donde está el señor con el micrófono… todo confundido llegué hasta el lugar adecuado y me pusieron mis 4 medallas, el segundo fue José Guillén, no se si fue que quedó de segundo o es porque aleatoriamente me llamaron a mi, dado que José también obtuvo las mismas 4 medallas, fuimos los únicos. Parecíamos unos generales de la era soviética con el medallero, solo los nos faltó la de asistencia3. Supongo que falté algunos días por alguna de esas enfermedades como paperas, lechina o sarampión, me dieron las tres cuando era muy niño, pero no recuerdo en qué año. Digo que supongo que fue eso porque a mi me gustaba ir al colegio, ¡tal como a Lisa Simpson!.

En septiembre comencé el segundo grado con la Señorita Consuelo, no recuerdo su apellido, pero lo relevante aquí fue que por primera vez no todos los cursos eran guiados por hermanos maristas, esta vez tuvieron que contratar maestras. Yo quedé en la sección “A”, y así fue durante toda mi paso por el colegio, con excepción de primer año, que abrieron una sección “C”. En el “B” también había una maestra, no recuerdo su nombre.

En segundo grado entraron algunos de los que fueran mis mejores amigos de la infancia: Daniel Belloso Leiva, José Manuel Buitrago, Leonardo González y Jorge De Oteiza.

Gaiteros del Saladillo en Grano de Oro (1965)
Para las navidades de ese año mi papá contrató un grupo gaitero para que tocaran un set en la casa, fue muy emocionante ver a los músicos bajarse con sus instrumentos y acomodarse en nuestra salita, mi papá había invitado a algunos amigos y familiares para que también disfrutaran de las gaitas. Creo que fue mi primer encuentro con este género musical zuliano, no me acuerdo qué gaitas eran pero si me acuerdo de un disco que compró de Cardenales del Éxito con aquella famosa:

                    Esta es la gaita del día del año 65
                    tanto el pobre como el rico
                    la canta con alegría (bis)

                    Y a cantar y a gozar
                    esta gaita sandunguera
                    música maracaibera
                    que todos deben corear
                    con alegría sincera
                    para las Pascuas gozar

La otra de Cardenales4 que me impactó fue aquella que decía así:

                    Los niños pobres preguntan
                    ¿Dónde está San Nicolás?
                    y los niños ricos juegan,
                    y los niños ricos juegan,
                   felices en Navidad.

Las gaitas de esa época no tenían ningún instrumento electrónico, solo eran cuatros, furros, maracas, tamboras y charrascas. Muy tradicional era el conjunto Barrio Obrero de Cabimas, con su ¡Allá va!, ¡Allá va!, ¡Allá va!.

Otras gaitas o semejantes que recuerdo de mi infancia era aquella con ritmo de contradanza, La gaita de Aniceto Rondón y La Cabra Mocha de Josefita Camacho. Había una especie de competencia entre Cardenales del Éxito y el Saladillo, con Ricardo Aguirre y Nerio Matheus. 

De Caracas nos llegaban los villancicos de Los Tucusitos con su

                     Tucusito, tucusito
                     llévame a cortar las flores
                     piensa que en las navidades
                     se cortan de las mejores..

En el cine estaban presentando películas como La Novicia Rebelde (The Sound of Music), fui con mi mamá y mis hermanos a verla en el cine Urdaneta, que quedaba frente al parque Urdaneta (Avenida 7 entre la calle 92 y la avenida Padilla). Esa película fue tan larga que como a la hora y media nos encontramos con un corte abrupto de la película y un letrero apareció anunciando un Intermedio para que uno pudiera ir al baño y comprar más chucherías.  Otra película que vi en ese cine fue Blanca Nieves, era una película viejísima, del año 1937, pero todavía la pasaban en los cines, yo entraba en pánico cada vez que salía la bruja de las manzanas, ¡cerraba los ojos y me aferraba al brazo de mi mamá!.

En la televisión pasábamos un buen tiempo viendo “comiquitas”, que por cierto ¡eran en inglés!, me aprendí la cancioncita de Gasparín con aquello de Hey my friends my name is Casper, I wanna be a friend of you… Otras eran las Urracas parlanchinas, que las anunciaban en español pero eran en inglés también. Algunos programas cómicos “enlatados” eran The Comedy Capers, Laurel y Hardy (que en español los llamaban como El Gordo y El Flaco) y por supuesto Los tres chiflados, ¡todo en inglés!, no entendíamos nada pero parecía ser natural así. En la TV venezolana solo me acuerdo del canal 2 (RCTV) con el programa de Renny Ottolina y el Observador Creole con el narrador Francisco Amado Pernía, por cierto en la radio también tenían un espacio de noticias que comenzaba con la voz de un pregonero diciendo ¡El Reporter Esso!, ¡El Reporter Esso!. Otros programas eran Los Picapiedras, Tom y Jerry, El Pájaro Loco.

Esto fue mi 1965, dejaré 1966 para la próxima entrega.



Germán Montero Alcalá
8 de Octubre 2017



Referencias
(1) MARTÍNEZ, Hno. Jesús. REVILLA, Hno. Isaac. MARTÍNEZ, Hno. Tomás.   Historia de la Venezuela Marista (1925-2002). Comisión de Historia Marista de Venezuela. Hno. Jesús Martínez, Hno. Isaac Revilla y Hno. Tomás Martínez. Provincia Marista Norandina. Juno 2014. p.125. Publicado en intenet http://es.calameo.com/read/00131529332edfcdd5456 (Consultado el 07.10.2017).

(2) Op. Cit. P. 41.



Notas
1 Ahora que lo pienso, supongo que llamar a ese sonido así, o al aparato que lo produce, es por aquello del Canto de las sirenas, que el valiente Ulises escuchó saliendo ileso de semejante experiencia.

2 El Hermano Fernando Murgui Íñigo, llegó a Venezuela en octubre de 1964, dejó la orden Marista en 1983. Por lo que he encontrado en Internet, al parecer regresó a Navarra (España), fue miembro del profesorado de Religión de Navarra de la Federación de Enseñanza de USO, y presidente de la organización Ayuda al Tercer Mundo Medicamentos (ATMM). Me siento orgulloso de que una persona de tal calibre haya sido mi maestro.

3 Obtuve siempre 4 medallas, la que más fallé fue la de asistencia, pero siempre por una o dos faltas, no más. Mi papá, orgulloso del medallero, hizo un cuadrito con fondo de fieltro verde para colgarlas todas, así estaban hasta que desaparecieron en un robo a nuestra asa en Mérida en 1970. Cuando regresamos a Maracaibo mi papá fue al colegio, les “echó el cuento” del robo y logró que le volvieran a dar casi todas las medallas, faltaron algunas. De todas maneras se me perdieron con el tiempo, solo encontré 2 que son las que aquí muestro.


4 Mi hermana asegura que esta gaita es de un grupo llamado Los Picapiedras, la verdad es que recuerdo que el disco estaba en la casa, pero las reseñas que he encontrado dicen que era de Los Cardenales. Ojalá alguien me ayude con esto.

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